jueves, 16 de enero de 2014

Quiéreme si te atreves

"El pequeño Julien recibe un regalo de su madre: una pequeña caja de hojalata a la que le tiene mucho aprecio. Entonces entabla amistad con una compañera polaca de clase llamada Sophie y deciden jugar a un curioso juego: capaz o incapaz. Quien tiene la caja le propone algo al otro y si acepta, tendrá como premio la caja. Pero, con el paso de los años Julien (Guillaume Canet) y Sophie (Marion Cotillard) pasan a otra fase del juego, una fase más peligrosa."

Los pequeños retos que se ponen el uno al otro cuando son pequeños te hacen sonreír por lo ingenuo de algunos. Cierto que esperas que alguno de los dos no se atreva a intentarlo, pero es entretenido. Una vez que crecen van siendo cada vez más divertidos, además de más complicados.

Hay algunos momentos en los que sufres con los personajes, otros en los que no entiendes que pasa o el por qué de lo que hacen, pero de principio a fin te mantiene alerta y con una sonrisa, a veces triste, a veces no.

Si algo me gusta de lo que muestra, es que con una sutileza total enseña lo estúpidas que somos las personas. Siempre esperando que sean los demás los que vengan a nosotros. Muchas veces la vida nos pone retos, retos en los que aunque no se diga, la frase capaz o incapaz esta sobre nosotros.

Esa frase que se dicen el uno al otro cada vez que quieren recuperar la caja. Esa frase que todos alguna vez hemos pensado antes de hacer algo pero traducida a un atrévete a hacerlo. 

Para mi, Julien al principio de la historia, es un poco Peter Pan, no quiere crecer pero todos los de su alrededor quieren llevarle a ello, solo que nuestro Peter Pan decide crecer. 

La frase que voy a poner a continuación, es la descripción de los sentimientos de Julien en un momento concreto de la película:

«Felicidad en estado puro, bruto, natural, volcánico, ¡Grandioso! Era lo mejor del mundo... Mejor que la droga, mejor que la heroína, mejor que la coca, crack, porros, hierba, marihuana, éxtasis, canutos, anfetas, tripis, ácidos, LSD. Mejor que el sexo, que una felación, que un 69, una orgía, una paja, el kamasutra, las bolas chinas. Mejor que la comida y la mantequilla de maní que comía de pequeño. Mejor que la trilogía de George Lucas, que el fin del milenio. Mejor que los andares de Emma Pill, el baile de Marilyn Monroe, la Pitufina, Lara Croft, Naomi Campbell y que el lunar de Cindy Crawford. Mejor que la cara B de Abbey Road, que los solos de Jimi Hendrix. Mejor que el pequeño paso de Neil Armstrong sobre la Luna, el Space Mountain, Papá Noel, la fortuna de Bill Gates, los trances del Dalai Lama, las experiencias cercanas a la muerte, la resurrección de Lázaro. Mejor que la testosterona de Arnold Schwarzenegger o el colágeno de los labios de Pamela Anderson. Mejor que Woodstock y las raves más orgásmicas... Mejor que las drogas del Marqués de SadeArthur Rimbaud,Jim Morrison y Castaneda. Mejor que la libertad... Mejor que la vida».

¿No quiere todo el mundo sentirse así en algún momento de su vida? Por eso digo que la historia muestra más de la humanidad de lo que puede parecer en un primer instante.

Yo se la recomiendo a todos aquellos a los que además de sonreír les guste pensar. A todos los que filosofan sobre su propia vida.

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