lunes, 24 de marzo de 2014

Una luz al final del túnel

“Si alguna vez preguntas el porqué, no sabré decirte la razón”.
Esa melodía ronda en mi cabeza desde que me dieron la noticia ayer por la noche. Te has ido. Pero esta vez para no volver.
Puede que no haya sido la mejor, que no te haya hecho caso en ciertos momentos, que te haya decepcionado. Pero te diré una cosa, y te lo digo desde lo más profundo de mi corazón, tú eres lo mejor que he tenido en la vida.
Tú me has criado de la mejor manera posible, me has educado a tu manera, me has convertido en lo que hoy soy, esa joven de 18 años que te acaba de perder.
Acabo de llegar a casa, pero ésta se me hace enorme sin ti. Echo de menos que estés viendo la tele, que me saludes con un beso en la frente. Resumiendo, te echo de menos a ti.
De pronto, alguien llama a la puerta. Me asomo a la mirilla y veo que es ella, la mejor vecina del mundo, la que me ha cuidado como la hija que nunca tuvo. Nada más abrir la puerta, me echo a sus brazos.
-Hola pequeña, ¿qué tal?
-Una sensación la mar de extraña me invade.
-No quiero verte así. Ni por nada ni por nadie. ¿Vale?
-Tata, le acabo de perder. Se ha ido el pilar de mi vida. No puedo evitar echarme a llorar sabiendo que no va a volver.
-Ven conmigo a casa. Allí vas a estar mejor.
Camino de su mano hasta su casa. Allí, me acaricia la cara y me seca las lágrimas. Tras terminar, me pregunta si quiero algo para cenar. Digo que no me apetece nada, que el nudo que tengo en el estómago me impide ingerir ningún tipo de alimento.
Se sienta al lado mío en el sofá y me acurruco entre sus brazos, esos brazos que tantos abrazos me han dado.
-Has de comer algo, te vendrá bien.
-Tata, no tengo hambre. Estoy convencida de que irá fuera.
-¡Qué cabezona eres cuando te lo propones! Pero bueno, no seré yo quien te obligue a comer algo.
-Gracias por ser como eres. Eres como la madre que nunca he tenido.
-Ella está dispuesta a recuperarte, y lo sabes.
-Tata, yo no quiero irme con ella. Me quiero quedar aquí, con Adrián, con Ángel y contigo.
-No sé si será posible, pero estaré a tu lado, como siempre.
-Te quiero, Tata.
Al poco rato, llega Adrián y, según me ve, viene a darme un abrazo. Me pide que no llore, que van a estar conmigo para lo que necesite. Tras esto, me voy a la cama que me han preparado entre los dos. Al poco rato, Adrián entra sigiloso. Le digo que no se preocupe, que haga el ruido que necesite porque sigo despierta.
-Ya me ha dicho mi madre que te quieres quedar aquí.
-Sí. Sé que aquí estaré bien. Sois parte de mi familia.
-Cambiando de tema, ¿has pensado lo que vas a hacer con Sergio?
-No estoy para pensar demasiado. Además, llevamos varios días sin hablar.
-¿He de preocuparme?
-Simplemente, no es capaz de asumir la realidad. Aunque es cierto que yo tampoco soy capaz de verle como ese hermano que tanto he estado buscando.
Me da un abrazo, y me pide que no me preocupe por nada, porque sabe que todo pasará. Comento que no estoy del todo segura, puesto que nada volverá a ser como antes. Me da otro abrazo, esta vez más fuerte, y me asegura que le voy a tener para todo lo que necesite.
-¿Ya te han llamado de Madrid?
-No, todavía no. Pero el plazo de preinscripción termina esta semana.
-¿De verdad quieres irte de aquí? Porque no te veo del todo convencida.
-No es que me entusiasme la idea, pero un cambio de aires no me vendrá mal.
-Es por todo el tema de haber encontrado a tu madre y tu hermano, ¿cierto?
-En cierto modo, sí. Reconozco que lo que me está pasando ha sido el detonante para que me decida a ir allí, si es que me admiten.
-Seguro que sí.
Nos metemos cada uno en nuestra cama, pero yo sigo dándole vueltas al tema de Sergio. Cada vez tengo más claro que no me entusiasma saber que él, esa persona que me ha hecho feliz durante este año y medio y con la que había hecho mogollón de planes de futuro, sea el hermano del que mi padre tanto me habló. Mientras le estoy dando vueltas a todo, me quedo dormida.
De pronto, me encuentro contigo. Vienes de trabajar y me das ese beso que me vienes dando desde que tengo uso de razón. Tras ambos ponernos a comer, te cuento que he recibido una llamada al teléfono en el que me daban la buena noticia de que estoy admitida en la carrera de Periodismo, el sueño que siempre he tenido.
Me despierto sobresaltada, y descubro que estoy en casa de la vecina y que acabo de tener un sueño. Cojo el móvil para mirar la hora que es y descubro que solo son las dos y media de la madrugada. Sigilosa, me levanto a la cocina a beber un vaso de agua. Vuelvo a la cama, para tratar de conciliar de nuevo el sueño. Tardo un rato en hacerlo, puesto que tengo miedo de volver a soñar con mi padre. Adrián se da cuenta de que estoy despierta y me propone que me meta en su cama. De primeras no acepto, alegando que necesito mi espacio para dormir tranquila. Adrián se pone un poco insistente y me dice que es lo mejor, que, a su lado, podré dormir algo más tranquila.
-¿Por qué se ha tenido que ir ahora? Era consciente de que le necesitaba a mi lado.
-Mi pequeña, piensa que estará en un lugar mejor. Venga, acurrúcate en mis brazos y duerme un rato.
-No puedo, tengo miedo de que ese sueño vuelva a mí.
-No has de tener miedo estando a mi lado.
Me aovillo de la mejor manera que puedo y, al final, Morfeo me acoge entre sus brazos. Me despierta “Pan y Mantequilla” de Efecto Pasillo, canción procedente del móvil de Adrián. Como me ve un tanto perezosa, me empieza a hacer cosquillas para animarme un poco.
-No empieces, que sabes que no me gusta.
-Has de ser fuerte.
-Sabes que no es tan fácil.
-Yo voy a estar a tu lado, no lo dudes.
-No sé cómo agradecerte todo lo que haces por mí. Quedan pocas personas como tú.
-Conseguirás que me sonroje. Además, la que tiene hoy que sonreír eres tú.
Me levanto de la cama y le doy un abrazo de esos improvisados, a pesar de que, mientras se le estoy dando, no puedo evitar echarme a llorar. De pronto, entra mi Tata.
-Buenos días, chicos, venía a despertaros, pero veo que ya estáis en pie.
-Eso parece, Tata.
-Mi niña, ¿no crees que deberías pasarte por casa a cambiarte de ropa?
-Ahora mismo voy, aunque quiero ir sola. Sé que me va a costar estar ahí sabiendo que él no está, pero bueno, cuanto antes me acostumbre a estar sola, mejor.
Con la misma, me dirijo a mi casa. Me pego una ducha rápida y, con la toalla por el cuerpo, abro el armario sin saber qué ponerme. Combino varios modelos de ropa y, como tardo demasiado, alguien llama a la puerta. Veo que es Adrián y le abro.
-¿Todavía estás así?
-No sé qué ropa ponerme. ¿Me ayudas a elegir?
-Vale. Si te soy sincera, estás guapa hasta con un saco de patatas.
-Embustero. Con comentarios así, no me ayudas.
Tardo todavía un par de minutos en decidir la ropa que voy a llevar puesta. Tras comprobar que llevo todo lo necesario en el bolso, empieza a sonar mi móvil. Miro quién me ha mandado un mensaje y veo que es de Sergio. “Siento mucho lo de papá. Luego iré a verte y darte un abrazo. Te quiero, pequeña”. Adrián pregunta quién me ha mandado el mensaje, puesto que mi cara denota sorpresa.
-Es de Sergio. La verdad es que no me le esperaba.
-Si no es mucha indiscreción, ¿qué te ha puesto?
-Compruébalo tú mismo.
-Es igual de adorable que tú. En ese sentido, sois iguales.
-¡Qué gracioso! Si fuese adorable, me habría estado apoyando desde que ambos nos hemos enterado de nuestra verdadera relación.
Me da un abrazo y me hace cosquillas. Le doy otro manotazo y le amenazo con pasar de él si sigue haciéndome cosquillas. Salimos en dirección al depósito, con la intención de recibir el pésame de aquellos que no han ido el día anterior.
Tras montarnos en el coche, mi móvil empieza a sonar. Es una llamada de un número que no conozco, pero, como estoy esperando la llamada de Madrid, decido cogerle.
-¿Emma González?
-Sí... soy yo.
-Mire, le llamamos de la Universidad Complutense de Madrid. Queremos informarle de que ha sido admitida en el Grado Universitario de Periodismo. ¿Sigue interesada en la carrera?
-S-Sí. ¿Cuándo tengo que ir a formalizar la matrícula?
-Tiene de plazo hasta el lunes para hacer el ingreso de la primera parte de la matrícula, por lo que no hace falta que viaje hasta aquí.
Nada más colgar, se me saltan las lágrimas, pero esta vez es de felicidad. Adrián me pregunta qué me pasa, aunque de primeras no me salen las palabras. Me sereno un poco y comento que me han admitido en la Universidad de Madrid.
-Enhorabuena, mi niña. Sabía que entrarías.
-Gracias, Tata. Yo la verdad es que no las tenía todas conmigo.
-¿Sabes una cosa? Te echaremos de menos.
-Yo también os echaré de menos.

Me acomodo un poco en el coche a la vez que pienso que siempre hay que ver la luz al final del túnel, y es lo que me está pasando a mí. Estoy triste por lo de mi padre, es cierto, pero soy feliz porque, a partir de septiembre, voy a cumplir uno de mis sueños.


Reconozco que es uno de los relatos más tristes que he escrito. Le escribí hace tiempo, cuando tuve un problema con una persona que consideraba importante en mi vida.
A veces, cuando estoy de bajón es cuando me gusta más cómo quedan los relatos.

domingo, 23 de marzo de 2014

Gloria fuertes

Quien no a leído algún poema, cuento infantiles, de esa señora tan creativa, y tan brillante, que como en todos los cuentos infantiles se enseña, tratando de que sea lo mas divertido posible haciéndonos reír y disfrutar con la lectura que gran mujer.. 
Si no tuvisteis el placer de haber oído hablar de esta señora,  aquí os dejo uno de sus poemas:

Versos serios
Cuando la memoria se muere,
      nace el olvido.
Cuando el árbol se muere,
nace el papel.
Cuando la paz se muere, 
nace la guerra.
Todo esto nace por que el hombre lo hace.

Cuando la noche se muere,
nace el día.
Cuando la tristeza muere, 
nace la alegría.
Cuando la luna muere,
nace el sol.
Todo esto nace por que lo hace Dios.

viernes, 21 de marzo de 2014

The one that got away, Katy Perry

https://www.youtube.com/watch?v=Ahha3Cqe_fk

Aquí os dejo el enlace al vídeo de "The one that got away", canción de Katy Perry.
Me siento bastante identificada con esta canción, ya que nunca sabes cuándo dejarás de ver a esa persona especial.
A veces, una simple discusión hace que esa persona se marche, decidida a dejar todo atrás y, por una distracción sufrida a cuenta de un recuerdo, esa persona tiene un fatal accidente.
¿Cuántas veces nos abstraemos del mundo recordando ciertas cosas?
Reconozco que no soy capaz de ver el vídeo sin llorar como una magdalena, pensar que, en un futuro, también me puede pasar a mí, me hace verlo de esa manera.

sábado, 15 de marzo de 2014

Donar pelo

Esta niña es un amor, y gracias a ella yo también quiero hacerlo, niños o personas con cáncer también se merecen sentirse bien, en España ha habido algunas campañas... pero se necesita mas conoce a esta pequeña y lo importante que es pensar en los demás...

miércoles, 12 de marzo de 2014

Simples reflexiones.

Me ha dado por pararme a pensar en ciertos aspectos de mi vida y me he dado cuenta de que puedo conseguir vivir sin ti.
No sabes las ganas que tenía de vivir una bonita historia de amor con alguien. Y, durante este tiempo a tu lado, me he dado cuenta de lo que se siente al estar ilusionada.
Son cantidad de sensaciones que no se pueden explicar. Son besos, abrazos, caricias, palabras, miradas que solo nosotros entendemos, discusiones…
No sé cómo explicarlo, solo tú y yo sabemos el significado de nuestras paranoias. Nadie más que nosotros lo entenderá, porque son cosas nuestras que nada ni nadie podrá romper.
Nos hicimos promesas, algunas llegaron a cumplirse y otras, por culpa del destino, no pudieron hacerlo.
Pienso que lo nuestro acabó por influencias y por malas lenguas. La gente con la que te llevas vio desde el principio mal nuestra relación y las malas lenguas te hicieron desconfiar un poco de mí.
¿Qué te dijeron para desconfiar de mí? Porque yo creo que no te di motivo alguno, pero si creíste que ellos tenían razón, pues bien por ti.
Ahora que ya no estamos juntos, me doy cuenta de todas las cosas que, por falta de tiempo, no pudimos hacer. Guardaré todas las cartas y todas las fotos para siempre.
Son recuerdos que me hacen ver que fui feliz a tu lado. Pienso a menudo en lo que hicimos, aquellas citas y aquellas tardes sin hacer nada son lo que me hace seguir adelante.
No necesito nada más que tu presencia para ser feliz. Construimos un futuro al lado del otro y creo que, a pesar de todas las dificultades que el destino nos ponga delante, podremos realizarlos.
Piensas que la gente tenía razón y que yo nunca te quise. Pero se equivocan, tengo razones para quererte. Has dado todo de ti a mi lado y has visto que yo también me he esforzado por ser feliz a tu lado, y lo he conseguido, aunque no te pareciese así.
Estoy convencida de que todas las cosas que pasan, lo hacen por algo. Cada uno actúa de la manera que cree que es la mejor y, en ocasiones, fallan.

Hasta ahí llego ahora que no estás a mi lado, porque sé que he podido cometer errores fatales, pero bueno, sé que no puedo retroceder en el tiempo para cambiarlos. He de aprender de ellos y tratar de no volver a cometerlos.
Chica Blue

viernes, 7 de marzo de 2014

Somos marionetas del destino

Ayer me di cuenta, soy y seguramente no seré la única, que me utilizan, pienso que en la forma que soy tratada por el echo de ser baja y tener cara y voz de niña tienen derecho a tratarme como tal, pero quizás si lo tengan utilizada como una muñeca que ya esta cansada...
 
Sera eso cierto que estamos predeterminados a hacer ciertas cosas, estamos destinados a sufrir en  algunos casos morir solos, aun que eso sea exagerado, no creo por que el simple echo de no tener pareja, no significa que estemos solos.. 

No creo en el destino por que nosotros decidimos, quien somos, que hacemos, con quien estar, donde vivir... 
Asi que vivir libres, y romper los hilos

jueves, 6 de marzo de 2014

Primera cita

Hoy es nuestra primera cita, la primera vez que vamos a estar solos, sin miradas curiosas que sospechen de lo que nos traemos entre manos. Durante un rato estoy pensando en lo que me voy a poner cuando, sin venir a cuento y dando la sensación de que me estás leyendo el pensamiento, recibo un mensaje tuyo en el que comentas que te da igual la ropa que lleve, que estaré guapa de todas maneras. Me pongo a sonreír como una tonta y, al final, decido ponerme una camiseta gris y un vaquero negro.
A pesar de que todavía queda un rato para la hora prevista para nuestra “cita”, si es que así se le puede llamar, decido ir bajando hacia el Ayuntamiento. Los minutos van pasando lentamente y me voy, progresivamente, poniendo más nerviosa.
Instintivamente, miro el reloj y, al descubrir que todavía quedan diez minutos, decido juguetear con el móvil para que los minutos no se me hagan tan largos. Pierdo la noción del tiempo y levanto la cabeza para descubrir que te vas acercando a mí. Corro hacia tu encuentro y me recibes con dos besos y un efusivo abrazo. Preguntas si me apetece ir a algún sitio especial y comento que lo más importante de todo es que pasemos la tarde juntos.
Vamos tranquilamente caminando hasta llegar una cafetería en la que, de pronto, llegan a mi mente un montón de recuerdos junto a mis amigas, esas personas con las que, por diferentes motivos, me he distanciado un poco. Descubro que la mesa en la que siempre solíamos sentarnos está libre, por lo que se me antoja sentarme en esa ella.
-Por la cara que has puesto, creo que ese lugar te trae muy buenos recuerdos, ¿me equivoco?
-Sí. Reconozco que aquí he pasado muchos buenos momentos con mis amigas y, la verdad, es que, por unas cosas u otras, hace mucho que no nos reunimos. Creo que he de llamarlas un día y organizar algo.
-Bueno, creo que es hora de sentarnos y pasar la tarde juntos.
Te acaricio la cara y te dedico una sonrisa. Nada más sentarnos, una camarera viene a interesarse por lo que queremos tomar. Pedimos unas coca-colas y un gofre con chocolate y nata para compartir. Lo apunta y se marcha.
Durante un rato, charlamos sobre las cosas que nos gusta hacer en nuestro tiempo libre. Te ríes un poco cuando comento que me encanta escribir, que, gracias a ello, pierdo la noción del tiempo. Yo, no sé por qué, pero me enfurruño un poco cuando dices que tu mayor afición es hablar con los colegas por las redes sociales.
-No sé a qué vienen esos morros.
-Por la sencilla razón de que rara vez me contestas.
Te acercas más a mí y me das un pequeño beso en la frente. En ese instante, llegan nuestras consumiciones. Nos las tomamos tranquilamente a la vez que nos echamos unas risas. La tarde pasa sin ningún sobresalto, aunque hay un momento en el que me dan ganas de salir huyendo sin decir adiós. Eso ocurre cuando, tras volver del baño, veo que has puesto un pequeño paquete en la mesa.
-¿Es para mí? –pregunto sorprendida.
-¿Para quién pensabas que es? Es un detalle sin importancia, pero me apetece que tengas un detalle de nuestra primera cita.
-Ahora yo me siento mal. Es que no he traído nada. Por lo menos me podías haber avisado.
Me pides que no me preocupe, que, de momento, no tengo la obligación de regalarte nada. Nervioso, quieres abra el paquete, alegando que tienes ganas de ver mi reacción. Lo abro para descubrir que es una pulsera rosa. Comento, con una sonrisa en la cara, que es preciosa y tú te alegras de que me haya gustado.
Después de tú pagar las consumiciones -eres tan cabezota que no quieres que pague mi parte-, nos vamos. Damos una vuelta y decido acompañarte hasta las Estaciones. Ya allí, me despido de ti con un simple “gracias” por el detalle. Nos fundimos en un abrazo y me pides que no me quite la pulsera en ningún momento.
-No te preocupes, me la verás a diario -comento sonriente.
-Eso espero, pequeña. Te diré que quiero que estés a mi lado, que te has convertido en algo muy importante en mi vida.
-Vamos, que no me quieres perder de vista tan fácilmente.
-Venga, fuguémonos juntos al fin del mundo.

Comienzo a reírme y te doy un beso. Me quedo a tu lado esperando a que llegue tu tren. Cuando descubrimos que se acerca, te despides con una sonrisa y, feliz, salgo de allí con rumbo a mi casa.