miércoles, 22 de enero de 2014

Amnesia

     Tenía miedo, mucho miedo. Desde que estuvo en aquella explosión no había recuperado la memoria y ahí estaba tratando de conocer aquello que la impedía saber quien era.

     Se sentó en la silla que crujió bajo su peso. El silencio llenaba el espacio, ocupado solo por dos sillas y un par de librerías. Cerró los ojos y escuchó el resonar de unos pasos y un individuo se sentó frente a ella.

     Su cara parecía la de un tiburón a punto de engullir a su presa, en su rostro destacaba una sonrisa diabólica y la observaba como si la conociese desde tiempo atrás y estuviese deseando tenerla cerca. Eso la produjo una sensación muy reconocida ya por ella, la frustración de ver alguien que la conoce y a quien no recuerda.

- Bueno señorita, empecemos, mi nombre es Víctor, podría empezar diciéndome que es lo último que recuerda antes de la explosión.

- Yo, me recuerdo en la cocina de mi casa tranquila, no recuerdo que estaba haciendo, solo se que de pronto miré por la ventana y lo que vi me asustó, pero no logro saber que era lo que vi.

- Bien, veamos, y ¿lo que recuerda del momento de la explosión?

- Estaba en mi asiento, en el avión, muy nerviosa, tampoco recuerdo el motivo, y acto seguido hubo una explosión cercana a mi.

     Decidió levantar de nuevo la mirada, dado que había bajado la vista mientras hablaba, la posición relajada del hombre hizo que ella se tranquilizase y se confiase. Pero el psicólogo terminó de escribir y ella empezó a sentir de nuevo aquel nerviosismo sin motivo aparente, aunque su instinto le decía que él no debía darse cuenta.

     Quería volver a ese momento del último recuerdo, tratar de recuperar lo que había visto, lo que la asustó, pero no podía hacerlo sin parecer distraída, contestando vagamente a las preguntas del psicólogo, por lo que decidió esperar a llegar a casa.

     Terminaron la sesión, concertaron otra cita para el día siguiente y se marchó de la consulta con una sensación extraña. Hizo las compras para el día, cocinó y cuando terminó de recoger se sentó a oscuras, con los ojos cerrados.

     Volvió al momento de su último recuerdo y se vio en la cocina, al sol que entraba a través de la ventana, sintió la frescura del agua en la piel de sus manos y por los antebrazos. Notó como la blusa ondeaba y rozaba su piel con la brisa que entraba por la puerta del porche y miró por la ventana.

     En ese segundo volvió la imagen que su mente llevaba meses tratando de ocultarla, Víctor, su psicólogo apuntándola con un arma. Eso la había asustado,esa era la razón de que estuviese en el avión.

     Ella era una agente infiltrada, la habían descubierto y a lo único a lo que la había dado tiempo fue a huir, a recoger el dinero, el coche y salir sin mirar atrás. Por eso había cambiado el billete justo en el último instante, por eso la bomba no la alcanzó directamente.

     Su primer pensamiento, fue cancelar la cita. Pero a él no le convenía que ella recordara y a ella le venía bastante mal recordar, cancelar la cita sería como anunciar a los cuatro vientos que su memoria había regresado y no podría establecerse más tiempo.

     Entonces decidió que acudiría y trataría de actuar como en los últimos meses, taciturna, frustrada y triste.

     Una vez tomada la decisión continuó con las tareas del día y se fue a la cama pronto, al día siguiente debía estar preparada para cualquier cosa.

**********************************************************************************

     Al día siguiente acudió a la cita, nada más entrar se sentó de nuevo en la misma silla, bajó de nuevo la mirada y esperó a escuchar de nuevo los pasos.

     Comenzaron la sesión como el último día, hablando sobre su último recuerdo.

- Buenos días señorita Clara, ¿Recuerda algo más? ¿Recuerda que la asustó?

- Lo que me asustó aún no lo recuerdo, pero si he conseguido recordar que el agua estaba fría

     Algo parecido a un suspiro de alivio salió de los labios del hombre, y sin poder evitarlo Clara sonrió, pensando que se había tragado que su memoria no había vuelto. Pero en un instante la expresión del hombre cambió, pasó de alivio a enfado.

- ¿Qué le ocurre doctor?

- ¿Estas segura de qué no recuerdas nada?

- Sí, ¿Por qué lo duda?

- Porque ayer estabas perdida, frustrada y triste y hoy de repente puedes sonreír

- Tal vez me sienta cómoda y tranquila con usted, y a lo mejor por primera vez en meses eso me haga feliz.

- No, otra vez no, tal vez tu no lo recuerdes pero ya me engatusaste otra vez, y terminé con el corazón hecho trizas cuando descubrí quien eras de verdad, porque aunque no lo parezca yo también siento. Tienes el plazo de una semana para huir, después el juego comenzará de nuevo, y volveré a ir a por ti.

     El escondite de nuevo, él tratando de acabar con ella, ella tratando de esconderse de él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario