viernes, 13 de diciembre de 2013


 

Puntos que brillan bajo un cielo negro.


Cuando Aarón alzó la vista solo había vacío. Los sueños habían muerto ya hace mucho tiempo. La vida no le importaba ¿y lo peor? El mundo seguía girando.
Las estrellas dejaron de ser viejas leyendas atrapadas en astros ardientes, ahora tan solo eran pequeños puntos que brillaban sobre un cielo negro.
Aarón parecía ser el único en darse cuenta, el mundo había perdido la magia y al mirar a sus amigos y familiares comprendió que de la vitalidad que se vislumbraba antaño en sus ojos, ya no quedaba nada. NADA “¿Qué hay peor que eso?” pensó. Cuando tu mente no te permite sentir nada es porque ya no puedes con tanto dolor. Y cuando esa abulia te consume, lo único que irónicamente te salva es el poder sentir. Algo, lo que sea, rabia, tristeza, un puñetazo en una pelea, un cosquilleo cuando la persona que te gusta te sonríe…                                                                                         Por eso cuando ya nada te importa, es cuando peor te sientes y es entonces cuando crees que el valor de tu vida está en rebajas.
Y lo peor es que ese momento es el instante exacto en el que empiezas a tener consciencia  de que estás solo, completa y absolutamente solo. Te das cuenta de que la vida en sí es un accidente  y de que en realidad, no le importas a nadie porque cada persona busca la mejor forma de sobrevivir a esta sociedad hipócrita en la que vivimos.
Aparentan ser fuertes, aparentan su risa, aparentan inteligencia, seguridad y hasta a veces se creen su propia mentira, aunque la verdad sea muy distinta y se sientan tan solos como tú, tan vulnerables como tú, fingen sonreír para que nadie vea sus lágrimas y cuando se dan cuenta de su propio engaño, ya es tarde, lo único que les reconforta es buscar a una persona a la que crean más débil, estúpida e insegura. Pero lo que nuestro joven protagonista se preguntaba era “¿Quién es el débil?¿el que finge por miedo a que le hagan daño o el valiente que se atreve a mostrarse tal cual es, el que revela al mundo lo que siente y piensa? ¿el que se refugia en el dolor ajeno o el que a pesar de su propio dolor se preocupa de manera sincera  por los demás?¿El orgulloso o aquel que deja a un lado su orgullo y lucha por aquellos que quiere?”
A ese sujeto en nuestra sociedad se le tacharía de débil y necio pero lo irónico es que cada individuo se considera ese pelele etiquetado por los demás. Los verdugos se consideran víctimas y las auténticas víctimas ya no importan. Pero ¿Dónde quedaron las personas? Aarón tenía razón y la humanidad había muerto hacía ya mucho tiempo y  con ella la belleza del mundo, de las artes, de las ciencias y al fin de al cabo de la vida. Pues cuando una persona deja de ser quién es para convertirse en masa, pierde su esencia, y la originalidad y los sueños se convierten en simples puntos brillantes bajo en cielo negro a los que ya  no le importan a nadie.

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