De poco sirven los “lo siento” si las situaciones no cambian
Debería estar acompañándote al hospital, debería de estar
cogiéndote de la mano y diciéndote que todo estará bien. En lugar de eso, te he
dejado solo, y no puedo evitar sentirme culpable. Dios sabe que no ha sido una
decisión fácil. Pero tenía que hacerlo, es mi obligación luchar por nuestro
futuro, aunque supongo que también lo es estar a tu lado cuando más me
necesitas.
He tratado de justificar mi error para no sentirme así,
pero los remordimientos fuerzan mi consciencia. No paro de pensar en ti, en
cómo estás y en si me podrás perdonar algún día. He obrado egoístamente y me he
tratado de engañar a mi misma diciéndome que lo hice por nosotros, cuando lo
hice exclusivamente por mi.
Espero que no me odies porque ahora mismo eres la única
persona con la que cuento. Eres mi principio porque aunque ya había amado otras
veces, no supe lo que era el amor hasta que te conocí. Eres mi fin, porque sé
que haría cualquier cosa por verte sonreír, y eso, lejos de asustarme, me hace
sentir extrañamente tranquila.
Sé que no tendrás recuerdo de la operación de hoy, pero
estoy convencida de que en el fondo, un resquicio de tu alma sabrá que te he
traicionado.
No sé si podré volver a mirarte a los ojos sin sentir esta
angustia en el pecho y estas ganas irrefrenables de romper a llorar.
Debí haberme planteado que no hay futuro al que ir si no
hay un presente del que partir, y eso aunque no me lo reproches siempre será
una espinita hundida en mi garganta que no me deja respirar.
Es tarde para pedirte perdón, es inútil prometerte que no
volverá a pasar. También sé que llorar no servirá de nada. Lo único que me
queda es mirarte a los ojos, abrazarte con todas mis fuerzas y hacer todo lo
posible por estar contigo en la larga y dolorosa recuperación que te espera,
que nos espera, porque el día en el que me dijeron que venías supe que a partir
de ese momento ya no era yo sola, y desde entonces fuimos tú y yo.
Aunque el cáncer vaya ganando la batalla, nosotros
ganaremos la guerra, de eso no te quepa la menor duda. Aunque tu madre se haya
asustado, ahora está aquí para asegurarse de que la ganamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario