lunes, 30 de diciembre de 2013

Fin de año

Se encontraban frente al reloj de la puerta del sol. Tenían las correspondientes doce uvas preparadas ya para tomarlas cuando comenzasen a tocar las campanadas. Su primera nochevieja juntos. 

Llevaban saliendo tres años, ella era de un pueblecito de Zaragoza, él de Badajoz. Quedaban de vez en cuando, en algunas vacaciones, pero para ellos no era suficiente.
Ese año habían decidido juntarse en Madrid para despedir el año juntos. Un año especial para ambos. Él había sido tío por primera vez. Ella había conocido a sus padres biológicos.

En un principio decidieron cenar cada uno con sus familias y finalizar el año por skype,como siempre hacían,pero cada uno tenía una importante noticia que darle al otro.

Había mucha gente concentrada en la plaza. Algunos disfrazados, otros vestidos de fiesta. Pero todos absolutamente todos, muertos de frío y con una sonrisa en los labios. Un sector comenzó a cantar villancicos y se fueron uniendo voces hasta que parecían uno. Se estaban divirtiendo mucho, aunque ambos estaban muy nerviosos por como se tomaría el otro la noticia.

Quedaba todavía una hora, cada vez estaban más nerviosos.

-Sheila, dame una pista, prometo no tratar de adivinar cuál es tu noticia.
-No, Lucas, si yo te doy una pista tu me tienes que dar otra.
-Sabes que no puedo hacer eso
-Pues espera hasta después de las campanadas.

Y es que Lucas no podía darla pistas porque por muy enrevesada que fuera, sabía que ella terminaría adivinándolo.


Llegó la hora. Comenzaron a sonar los cuartos, todos en la plaza se pusieron alerta. Llegaron las campanadas, y con cada golpe del reloj, sus pulsaciones se aceleraban más y más.
Comieron las uvas, una tras otra, con cada campanada como manda la tradición. Al finalizar brindaron con los champán, y solo después de felicitar el año a cuantos les rodeaban, sacaron los papeles.

Pensaron en todo, con el estruendo que se oiría en ese momento, nunca entenderían lo que el otro quería decir, por eso en  vez de contarlo, lo escribieron, así, además lo descubrirían los dos a la vez.

Legó el momento. Cada uno sacó su hoja de papel. La desdoblaron cuidadosamente. Eran las dos blancas, dos simples folios que lo contenían todo.

"Me voy a trabajar dos años a Londres. Hay dos puestos, ¿Vienes conmigo?"
"Estoy embarazada" 

En el momento que tomaron conciencia de lo que significaba lo que cada uno había puesto se dieron cuenta de que su camino se unía o se separaba ahí.

Sino fuera por el bebé ni se lo pensaría, pero ya tenía un puesto de trabajo fijo, y lo más sensato era quedarse.
Por otra parte, él estaba en paro, y era la oportunidad de su vida.
Decidieron no pensar por esa noche, disfrutarla juntos, ya pensarían lo que iban a hacer. 

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Cuatro años más tarde

Estaban de nuevo frente al reloj de la puerta del sol. La decisión que habían tomado cuatro años antes les llevó de nuevo hasta ahí.
Después de mucho meditarlo, finalmente el declinó el trabajo, y como estaba en paro, se fue a vivir a Zaragoza. Ahora tenían algo importante que preguntarse, y para descansar un poco del pequeño Marco, habían ido a repetir experiencia.

Volvieron a sonar los cuartos, volvieron a sonar las campanadas, volvieron a brindar y a felicitar el año nuevo, y solo después de hacer eso desdoblaron los papeles de nuevo.

"Cásate conmigo"- Él
"Cásate conmigo"- Ella

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