miércoles, 12 de febrero de 2014

Miradas.

Después de tanto tiempo, hemos aprendido a convivir con las miradas de envidia que mucha gente nos manda.
¿Por qué lo hacen? Porque ellas no han sido capaces de conquistarte a su manera como lo he hecho yo.
Nunca entenderé qué fue lo que hizo que te fijaras en mí, no sé si fue una mirada, una palabra, un gesto o una sonrisa.
No hace falta que me expliques qué pasó para que me mirases de otra manera, para que me besases cómo si no hubiese mañana, para que me abrazases por si al día siguiente no me veías.
No quiero saberlo por la sencilla razón de que tú tampoco quieres saber mi parte. Alguna vez me has oído decir que tus manías me encantan, que tu risa me fascina, que tu sola presencia me hace feliz.
Lo único que quiero que sepas es que no quiero perderte nunca, que eres más que la razón de mi sonrisa, más que las ganas de madrugar, más que todas las cosas que una persona puede soñar. Porque no sé cómo explicarle al mundo entero que te quiero y me apetece un futuro a tu lado.
Quiero decirte que gracias por estar ahí en todo momento, por hacerme entender que una mirada puede valer más que mil palabras, por sacarme una sonrisa a diario, por aguantar mi mal humor, simplemente GRACIAS por hacerme feliz y por no cansarte de darme un abrazo, un beso, una caricia. Que sepas que me siento la persona más afortunada del mundo. Que no necesito más que una llamada o un mensaje para saber que todo está bien.
Porque yo soy la única que entiende tus caras, tus miradas y tus picadas. Me has dicho que solo la gente que te conoce bien, como yo, entiende tu comportamiento. Eso me consuela haciéndome saber que nadie entenderá lo que les dices con la mirada, porque hablar con la mirada es una de tus especialidades.
No quiero ver cómo te vas sin mí, mirándome y asegurándome que me quieres y que tu marcha se debe a que lo nuestro no tiene ni pies ni cabeza.
-Vuelve y sigue aquí luchando por tus sueños –te pido mientras te alejas.
-¿Para qué? ¿Para qué la gente siga haciéndome daño cuando te dice algo a ti?
-Sabes que paso de ellos, que, aunque me duela, me hace fuerte.
-No podemos estar juntos. Sabes que te haré daño en cualquier momento.
-No digas tonterías. En ningún momento me has hecho daño y sabes que las cosas no van a cambiar.
-Sí, las cosas cambiarán el día que les diga algo.
-Mándales una mirada y déjales planchados a todos.

No me haces caso y sigues alejándote. Mientras lo haces, empiezo a tararear nuestra canción porque me quedo sentada frente al mar, mirando las olas y pensando en ti y en la manera que te conocí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario